Uruguay Reported
Padre, que no hayamos alcanzado
Prosperidad y riqueza en esta tierra
Sólo sería la prueba
De que prosperidad y riqueza aún siguen aquí,
O uno debería aceptar
Que la naturaleza no se prodiga igual
Entre un simple adiós y un desembarco.
Al menos, Leibniz afirmó que sí
-y yo estoy con él-, que hay algo así
Como una Armonía Preestablecida
Entre las buenas intenciones del Creador
Y el errar de su creación.
Del ilustre alemán se cree
Que halló la respuesta a este enredo
Y todo el zurcir del Universo
Formulado en unos papeles
Que el azar del tiempo esconde
En la Biblioteca de Hannover.
Pero volviendo a lo nuestro,
A este balcón sin flores,
A tu severa República en donde
Algunos se han sentado
A fumar su tarde ciega,
Pienso -y ya me dirás lo que quieras-,
Que a nuestra gente le ha faltado
Comerciar con el rudo griego
Y comprar nuestra salvación y nuestro cielo
En el rico bazar del Islam.
¿Acaso el propio Solís
Alguna vez se percató
Que aquella espiga y aquel terrón
No daban más de sí?
Según tengo entendido, no.
Fue a un tiempo desembarcar y el sol
Le daba tan de frente
Que señaló la tierra o el mar,
Lo mismo daba, eran suyos por igual.
Sin más, puso un pie y otro pie en cubierta
Y escribió que a Su Majestad
Le iría bien anexionarse
Este apartado tablero de Dios
Para las intrigas de la imaginación.
Adrian Icazuriaga